A 17 kilómetros al
norte de Estella-Lizarra, en pleno
Parque Natural de Urbasa-Andía, rodeado de bosques y pastos, se asienta uno de los pueblos más altos de Navarra, Lezáun
(del euskera lugar de la cueva). Un pequeño pueblo, antiguo concejo del valle de Yerri, con ayuntamiento propio desde 1952.
En el centro del municipio, junto a la escuela pública y dominando el caserío, agrupado en torno a calles estrechas y empinadas a las que asoman numerosas
casas blasonadas con aleros de madera como la de los Azpilicueta, familia directa de
San Francisco Javier de quien se dice solía acudir al pueblo de visita, se levanta la iglesia de San Pedro de Lezáun. Esta encantadora parroquia rural fue construida en el siglo XII en estilo
románico tardío. En el siglo XVI, una nueva construcción gótica de mayores dimensiones absorbió a la románica. No obstante, la estructura medieval es todavía bien visible en la capilla y dependencias de la actual iglesia.
Del primitivo templo románico se conserva la torre prismática de sillarejo del siglo XII; la pila bautismal y la portada, sencilla en diseño pero con
capiteles historiados de gran valor. En ellos se representan los ciclos de la infancia y en todos se exalta a la Virgen como protagonista. Con gran naturalidad se retratan: la Anunciación y el sueño de San José con el Ángel dándole la noticia a la Virgen y San José adormilado; la Visitación con la Virgen y Santa Isabel abrazándose; y el Nacimiento con la Virgen acostada y el Niño en el pesebre.
Una vez en el interior del templo, busque algunos de sus
tesoros más curiosos: una clave con San Pedro y las llaves; otra con la inscripción "1571", fecha en que se concluyó la nave gótica; unos músicos; la talla de Santa Bárbara procedente de su ermita del siglo XVII, reconocible por sus ojos de cristal; la figura renacentista del siglo XVI de la Virgen de la Candelaria que identificará por la candela que lleva en la mano; a San Pedro o a San Miguel luchando con el diablo en el retablo mayor del primer barroco, siglo XVII.