Las cumbres más altas y conocidas del
Pirineo navarro -la Mesa de los Tres Reyes, Ukerdi, Budogia, Txamantxoia, Lakartxela,...- y otras próximas como el Anie, Petrechema o Acherito, presiden y realzan este amplio valle donde conviven en perfecta armonía desde hace siglos personas, animales y bosques.
Ovejas, vacas y yeguas ocupan los pastos comunales, mientras que los rincones más recónditos acogen a especies animales como el oso, el sarrio, la marmota, el armiño, la perdiz, el águila real, el pitonegro o el quebrantahuesos, algunas de ellas en peligro de extinción.
Algunos parajes de este amplio valle están protegidos por ley debido a su alto valor ecológico. Prueba a pasear por las
reservas naturales de Larra y Aztaparreta o por la reserva integral de Ukerdi y tendrás la oportunidad de disfrutar del vuelo de águilas, urogallos o quebrantahuesos, del ágil caminar de los sarrios o del descaro divertido de las marmotas. También disfrutarás del contraste del
pino negro entre las rocas de Larra, o de las sombras de los enormes abetos y hayas que rodean el barranco de Aztaparreta.
Los amantes de los
deportes de naturaleza encuentran un paraíso en Belagua. Junto a la práctica del montañismo -es el lugar ideal para iniciarse en las ascensiones a cumbres que superan los 2.000 metros-, la oferta deportiva es tan variada como atractiva. Así, con la llegada del buen tiempo puedes recorrer numerosas pistas en bicicleta de montaña, descender por barrancos o disfrutar de un paisaje único desde un parapente. Y para el invierno, Belagua cuenta con más de 22 kilómetros para la práctica del
esquí de fondo repartidos en siete pistas pisadas y balizadas. También en esta época puedes disfrutar de variados paseos en raquetas de nieve por idílicos bosques.
En Larra, hay que tener cuidado con las abundantes simas. La más conocida es la de la
Piedra de San Martín, una de las más altas de Europa y con una caída vertical de más de 1.200 metros que le ha convertido en una de las preferidas por los amantes de la
espeleología. Cuenta en su interior con una enorme y espectacular sala, la Sala de la Verna, a la que se accede desde territorio francés (Sainte-Engrâce) y donde se ofrecen visitas guiadas. Esta sala tiene 160 metros de ancho, alrededor de 200 de largo y, en algunos puntos, más de 160 de altura, además de contar con
una gran cascada de más de 80 metros de altura en uno de sus extremos.
Tras visitar Belagua, no dejes escapar la oportunidad de conocer poblaciones del Valle de Roncal como Isaba,
Roncal, localidad natal de Julián Gayarre o
Burgui, con su Museo de la Almadía. Podrás visitar queserías en Burgui, Vidángoz y Uztárroz, donde se encuentra el
Museo del Queso y la Trashumancia.