La visita a este edificio medieval permite acercarse al único vestigio de la arquitectura civil medieval en
Pamplona, junto con lo que fuera el Palacio de los Virreyes o Capitanía, hoy sede del
Archivo General de Navarra.
La Cámara de Comptos está situada en el corazón del núcleo histórico de la ciudad, casi en una de las esquinas de la plaza de San Francisco, en la denominada calle Ansoleaga, cerca de la
iglesia de San Cernin o San Saturnino. Antes que sede de la Cámara de Comptos, fue palacio de Don Pedro de Berrio, señor de Otazu.
A pesar de las intervenciones sufridas,
mantiene patente su carácter señorial, cargado de fuerza y sobriedad, en su fábrica de piedra, el arco apuntado de acceso, las pequeñas ventanas partidas con mainel o el aspecto de torre de su perfil.
Sobre la puerta tiene un cuerpo más elevado a modo de torre y el escudo con las armas reales de España, colocado en el XVIII. Avance y descubrirá un pequeño pasadizo cubierto con una bóveda de cañón apuntado que da paso a un pequeño patio en el que con suerte podrá escuchar el eco de las campanas de la torre de San Cernin.
La Cámara de Comptos es una institución que nació como
tribunal especializado en cuestiones de hacienda. Recaudaba impuestos, controlaba el patrimonio real y acuñaba moneda. Y así fue entre 1524 y 1836. Hacia 1840, el edificio pasó a ser sede de la Comisión de Monumentos de Navarra, que fue sustituida por la Institución Príncipe de Viana. En 1980, la Cámara de Comptos fue restablecida en Navarra como órgano autonómico de control de las cuentas públicas y volvió a su sede de la calle Ansoleaga a finales de los años noventa.