Puente la Reina nació por y para la Vía Compostelana. Todavía hoy la
influencia de las peregrinaciones a Santiago sigue caracterizando a la villa, encrucijada de caminos donde se unen las rutas que vienen de Orreaga/Roncesvalles y de Somport.
Fundada en el
siglo XII por
Alfonso I el Batallador, conserva de manera admirable su inicial trama urbana. Su estructura urbanística es todo un ejemplo de "pueblo-calle", una villa construida en función de su calle principal y no alrededor de un castillo protector.
La calle central o rúa Mayor que desemboca en el puente es camino y monumento. Estrecha y sombría, protegida por casonas señoriales, posee en su inicio la
iglesia del Crucifijo, construcción de origen templario, con dos naves: una románica y otra gótica. Antes de adentrarte en el templo, contempla la portada románica que luce una rica ornamentación y repara en la decoración de la arquivolta central, cuyo motivo principal son las conchas de peregrino. En el interior, fíjate en un crucifijo con una
insólita cruz de madera en forma de "Y" que, según cuentan, fue donado por unos peregrinos alemanes tras haberla llevado a cuestas en su peregrinación.
Siguiendo la Ruta Jacobea por la rúa Mayor llegarás a la
iglesia de Santiago, que del primitivo templo románico sólo conserva algunos muros exteriores y dos bellas portadas. El resto del edificio fue construido en el siglo XVII, salvo la parte superior de la torre, que es del XVIII. En su interior, destacan las tallas policromadas de Santiago apóstol, denominado
"beltza" por su tez morena, y de San Bartolomé.
Sus pasos te conducirán hacia la plaza Mena o Mayor, coqueta y animada, con galería porticada del siglo XVIII y bonitos edificios, como la "Casa de los Cubiertos". Tras cruzar la plaza, llegarás al tercer gran templo de Puente la Reina, la iglesia de San Pedro (XIV) que conserva retablos de interés.
La rúa Mayor desemboca en el magnífico
puente construido en el siglo XI sobre el río Arga para facilitar a los peregrinos su salida del municipio. Atraviésalo y siente en silencio el discurrir del agua mientras imagina los peregrinos a quienes el puente ha despedido a lo largo de su historia. Después, desde la ribera del río, contempla esta magnífica obra de ingeniería románica con 6 arcos de medio punto, el más oriental bajo tierra.
En su origen, contó con tres torres defensivas, en una de las cuales se encontraba la imagen renacentista de la
Virgen del Puy o del Txori (pájaro, en euskera) que se guarda en la parroquia de San Pedro. Cuenta la leyenda que un pájaro visitaba diariamente la imagen, le quitaba las telarañas con sus alas y le lavaba la cara con su pico después de recoger agua del Arga.
Si pasas por Puente la Reina entre el 24 y el 30 de julio te verás envuelto en el bullicio de sus fiestas patronales. En el caso de que elijas el último fin de semana de septiembre, te toparás con la celebración de las ferias, en las que son famosas las
carreras de layas. Para adentrarte en la fiesta deberás también sentarte en torno a una buena mesa, con
pimientos del piquillo y verduras cultivadas en las huertas puentesinas.