La Regata del Bidasoa está situada en la zona más septentrional de Navarra al oeste de los
Pirineos Atlánticos. La recorre de un extremo a otro el Bidasoa. Este río truchero y salmonero es corto, rápido y caudaloso. Nace en el término de Erratzu y hasta Oronoz-Mugaire se denomina aún río Baztan. En su recorrido recoge las aguas de multitud de ríos y regatas, muy comunes en esta zona pirenaica. Tras abandonar tierras navarras, marca la frontera guipuzcoana entre España y Francia a lo largo de 10 kilómetros. Desemboca en el mar Cantábrico, en las inmediaciones de
Hondarribia.
El río Bidasoa ofrece la posibilidad de
pescar trucha y salmón. Aunque la temporada del salmón se extiende generalmente desde mediados de marzo hasta mediados de julio, se cierra automáticamente con la captura número 50. Siguiendo su curso se puede disfrutar de otro atractivo natural: la
Vía Verde del Bidasoa, camino que aprovecha el trazado del antiguo ferrocarril. Un paseo llano y pavimentado en varios tramos que recorre los 35 kilómetros que unen Endarlaza y el
Parque Natural del Señorío de Bertiz.En torno a este río se asientan bellas localidades, caracterizadas por sus grandes caseríos diseminados en un paisaje de intenso color verde que acoge frondosos bosques de pinos, hayas y castaños. Coquetos pueblos que combinan en su arquitectura lo señorial con lo tradicional y que merecen ser visitados por el colorido y aspecto de sus casas, generalmente con tejado a dos aguas y fachadas recorridas por cuidadas balconadas y grandes aleros.
Estamos en la comarca de
Cinco Villas o Bortziriak. Bera, Lesaka, Igantzi, Etxalar y Arantza. 5 pueblos con categoría histórica de villas y cuya personalidad ha estado marcada por su proximidad a las fronteras y la existencia de las primeras ferrerías.
Bera cuenta con interesantes edificios señoriales como la Casa Itzea, propiedad de la familia Baroja, donde el escritor e historiador
Julio Caro Baroja desarrolló gran parte de su obra.
Lesaka destaca por su bella colección de casas, caseríos y la parroquia de San Martín de Tours, un templo de características renacentistas y barrocas que data del siglo XVI.
Igantzi, la más pequeña de las cinco villas, guarda con celo su preciado tesoro: la ermita de San Juan Bautista, cuyo interior es una cueva enclavada en la
Reserva Natural de San Juan Xar. La creencia popular atribuye poderes curativos al agua que mana de este lugar. Una reserva poblada de fresnos, robles, tilos y avellanos y único lugar de la Península Ibérica donde el Carpe nace de forma natural.
Arantza, antigua villa de realengo y por último,
Etxalar. Remarcable por su cuidado caserío, por las estelas del atrio de la iglesia de la Asunción, el cementerio más misterioso de Navarra y por sus palomeras, que en época de caza atraen a multitud de aficionados para contemplar la pasa de la paloma.
MalerrekaAl sur del Bidasoa se halla la comarca de Malerreka. Este territorio, bañado por los ríos Ezkurra y Ezpelura, se caracteriza por sus bosques de robles y hayas y una multitud de serpenteantes regatas. Los municipios que lo conforman son: Beintza-Labaien, Doneztebe/Santesteban, Elgorriaga, Ituren, Zubieta, Urrotz, Oiz, Donamaría, Sunbilla, Ezkurra, Eratsun y Saldias.
Entre Urrotz y Beintza-Labaien se localizan
los embalses de Leurtza. Fueron construidos en 1920 y hace veinte años se constituyeron en espacio natural recreativo. Un bello camino alrededor de los lagos permite conocer este hermoso paisaje montañés salpicado de merenderos y bosques de hayas.
En
Zubieta puede visitarse un
molino que ha estado funcionando durante siglos y, tras convertirse en ecomuseo, continúa proporcionando harina para el consumo a cambio de
laka o pago en especie. Muy cerca aguarda
Donamaría con su imponente
torre de Jauregia, coronada con una interesante cubierta de madera.
Gastronomía La trucha común y el escasísimo
salmón son dos de los manjares de la mesa en esta zona. Las carnes, especialmente la de vacuno, también adquieren gran reconocimiento. Y no hay que olvidar las piezas de origen cinegético como el jabalí, la liebre o la paloma, protagonista ésta de las
Jornadas gastronómicas de Caza que se celebran todos los años en Etxalar durante los meses de octubre y noviembre. Por último, otro de los estandartes de la zona es el
queso de Denominación de Origen Idiazabal, de sabor pronunciado, fuerte, medianamente picante y muy mantecoso.
Fiestas y tradicionesLas gentes de estos recogidos valles han sabido conservar sus tradiciones siendo capaces de retornar al pasado con la celebración de fiestas tan pintorescas como los
carnavales de Ituren y Zubieta. En ellos, los
joaldunak (los que hacen sonar los cencerros) ahuyentan a los malos espíritus y bendicen y purifican las tierras.
Ejemplo de este apego a las costumbres ancestrales es la
caza de palomas de pasa de Etxalar. Un espectáculo único en el que el arte del engaño tiene mucho protagonismo. En otoño se organizan visitas guiadas a las palomeras. Además, en todas las fiestas patronales están presentes la música, la cultura, la danza y los deportes rurales, los trabajos habituales de los caseríos convertidos en actividades deportivas. Como muestra de bailes típicos es imperativo citar las del río Onín en las fiestas de
San Fermín de Lesaka.