El pueblo de Ochagavía está situado a 764 metros de altitud en el extremo más septentrional del
valle pirenaico de Salazar, al noreste de Navarra. Rodeado de altas cumbres y extensos boques de hayas y pinos silvestres, es una de las localidades más pintorescas del Pirineo navarro por la arquitectura de su caserío y por su ubicación en la confluencia de los ríos Zatoia y Anduña, que a partir de este punto se denomina Salazar.
Unas pinceladas de historiaEn el siglo XI aparecen las primeras referencias a la villa de Ochagavía. Siempre fue el núcleo con más población del valle de Salazar, lo que le valió la consideración de "capital". Sin embargo, hoy en día, este cometido le corresponde a Ezcároz.
A finales del siglo XVIII, los franceses arrasaron estas tierras en una de sus incursiones hacia el territorio peninsular, pero la reconstrucción posterior en el siglo XIX trajo definitivamente calma a la villa.
Arquitectura pirenaicaEl encanto de Ochagavía se debe en gran medida a la estampa que ofrece el pueblo con su puente medieval, sus estrechas calles empedradas y el cuidado caserío alineado en torno al río Anduña.
Las casas son de piedra, con tejados empinados a dos o cuatro aguas y trabajados dinteles y balcones. Entre ellas destacan los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría y algunas casas blasonadas de los siglos XVIII y XIX.
En cuanto a la arquitectura religiosa, cabe señalar la
Iglesia de San Juan Evangelista, una obra con restos medievales y de los siglos XVI y XVII. En el exterior, el templo conserva el tejado de tablillas típico de las edificaciones salacencas hasta principios del siglo XX. En el interior guarda varios retablos renacentistas y barrocos.
Otra construcción interesante es el
Santuario de Nuestra Señora de Muskilda, ermita románica del siglo XII, situada a cuatro kilómetros de Ochagavía sobre una colina.
TradicionesLa Navarra pirenaica cuenta con una joya que generaciones de salacencos han sabido conservar: las antiquísimas danzas de Ochagavía. Una excelente ocasión para visitar la localidad es
el 8 de septiembre. En esta fecha se celebra la romería a la ermita de Muskilda.
Un grupo compuesto por ocho
danzantes, ataviados con trajes típicos y acompañados por "el Bobo", danzante arlequín vestido de verde y rojo, bailan dos paloteados y una jota antes de sacar a la virgen en procesión. Todo un espectáculo que atrae a numerosos visitantes.
A finales de agosto o principios de septiembre, la localidad se engalana para recrear la vida de sus gentes hace 100 años. Hilanderas, lavanderas, barberos, niños jugando y un largo etcétera de personajes ayudan al visitante a trasladarse a los albores del siglo XX en el
Pirineo navarro. Son los propios vecinos quienes se encargan de organizar esta fiesta declarada de
Interés Turístico de Navarra y quienes participan en ella.
Deporte en los alrededores de Ochagavía
Si lo que buscas en el entorno de Ochagavía es hacer deporte, estás de enhorabuena. En época invernal, las pistas de esquí de fondo de Abodi-Salazar te permiten adentrarte en el corazón de Irati. El edificio de acceso se ubica en la antigua aduana de Pikatua, en la carretera de Larrau a 13,5 kilómetros de Ochagavía. Puedes elegir entre cuatro recorridos, con una longitud total cercana a los 30 kilómetros, según el estado de la nieve, y con distintos grados de dificultad.
El
Pico de Ori (2.021 m.) es la montaña más emblemática del valle de Salazar. Es una montaña fácil y muy agradecida. Su cumbre, a la que se accede en apenas una hora desde el aparcamiento situado en el alto de Larrau, ofrece unas excepcionales vistas sobre la Selva de Irati y los picos cercanos.
También puedes realizar diversas rutas de senderismo: "camino viejo a Irati y Muskilda", "barranco de Otsate", "Ochagavía-Udi-Jaurrieta-Ezcároz" u "Ochagavía-Isaba". Si prefieres disfrutar de las pistas forestales del bosque de Irati, súbete a su bicicleta de montaña y marca tu propia ruta.
Ochagavía cuenta con una Oficina de Turismo donde te informarán ampliamente de las rutas que puedes realizar. Comparte el edificio con un
Centro de Interpretación de la Naturaleza que ofrece diversa información sobre la vida y la naturaleza del Valle de Salazar y en especial de ese gran bosque que constituye la
Selva de Irati. Desde el casco urbano, una carretera de 23 kilómetros que atraviesa la Sierra de Abodi le adentrará en un paraíso de hayedos y abetos.
GastronomíaNo olvides la exquisita oferta gastronómica de la villa y, por extensión, de todo el valle. Degusta las migas, un plato pastoril a base de pan seco hecho en la sartén con grasa de tocino y longaniza. Prueba la ternera y el cordero lechal, o la trucha a la Navarra, frita con jamón.
Otra posibilidad son las exquisitas setas, como los perretxikos en primavera y los hongos en otoño, o las piezas de origen cinegético, como el ciervo, el jabalí o la paloma. Termina con una cuajada o
queso de Denominación de Origen Roncal y un pacharán navarro, muy digestivo.