Se produce en toda Navarra, aunque el más afamado sea quizás el de la cuenca de Pamplona. El relleno es una
morcilla blanca, ya que en lugar de sangre, lleva huevo, arroz cocido, azafrán, perejil, tocino a dados finos y especias. Está embutido en tripa natural o artificial y su sabor suave con ligeros matices, resulta un tanto pastoso.
Es un producto ligado a las fiestas de los pueblos aunque podemos adquirirlo durante todo el año, si bien su temporada natural es en
invierno. Se comercializa en fresco y se consume frito, a veces acompañado de salsa de tomate.